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NOTA PRINCIPAL

Cuando el Estado hace silencio

10 años. Más de 11.300 búsquedas en google. Más de 300 notas publicadas. Pero el gobierno no da respuesta.  En la provincia de Buenos Aires, 9 de cada 10 muestras de agua de la red pública y los pozos superan los valores de arsénico permitidos por la ley.  La mayor contaminación se registra en el partido de Moreno, con valores que superan en un 640% lo recomendado por la OMS y Código Alimentario Argentina.

Desde al menos el año 2007, los gobernantes del partido de Moreno son conscientes que las aguas del municipio acunan uno de los enemigos más silenciosos que tiene la salud. El arsénico brota de las canillas de los vecinos, quienes, sumidos en el desamparo del conurbano bonaerense, desconocen que el mate de todas las mañanas paulatinamente los está matando.

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Ese mismo año, el Código Alimentario Argentino estableció que el límite permitido de arsénico en el agua era el recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que es de 0,01 mg/l y decretó una prórroga de 5 años con el objetivo de realizar un estudio para conocer el estado real de la situación, esto quiere decir, para el año 2012. Como consecuencia, la ley establece que para el 2017 todos los municipios debían encontrarse por debajo de ese nivel. Hoy 11 años después y con el plazo vencido, la población no conoce medida alguna del gobierno para solucionar la contaminación. Por otra parte, la ley provincial N°11.820, establece que los niveles de arsénico tolerables son 0.05mg/l. Agrega además que todas las aguas destinadas a consumo humano deben desinfectarse. Es decir, no existe un límite unificado que rija a todos los proveedores de agua del país, ni tampoco de la provincia.

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El agua de Moreno actualmente registra sectores con niveles mayores a 50 ppb. Este es el caso del barrio de Francisco Álvarez, que tiene una concentración de 64,03 ppb de arsénico en las aguas de pozo, un 640% por arriba de lo permitido por la legislación argentina, el Código Alimentario argentino y la OMS.

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Tanto la nación como la provincia y el municipio contribuyen al silencio y la desinformación. La prórroga de cinco años en el CAA se estableció debido a que los responsables de brindar servicios de agua y a las propias autoridades de salud argumentaron que la solución del problema “excede la mera fijación de valores límites para los parámetros de calidad” y que es vital establecer “las bases para sustentar la gestión de riesgos asociados a la presencia de arsénico en el agua destinada al consumo humano distribuida por red pública, con un enfoque integrador e interinstitucional, intersectorial y multidisciplinario.”

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A pesar de que la ley establece que la falta de información oficial no se puede utilizar como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, la prórroga fue otro maquillaje más; el estudio nunca se realizó y todavía hoy no se conocen las cifras oficiales de esta contaminación; una contaminación que implica un problema grave de salud pública.

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Gonzalo Difeo, responsable de Laboratorio Tecnologías Aplicadas al Agua del INTI, explica que la contaminación de las aguas con este metal no es producto de la acción humana. El arsénico es un mineral que se encuentra en las rocas que contienen restos de actividad volcánica, es decir, que es de origen natural. Cuando el agua entra en contacto con las rocas, estos residuos se disuelven y liberan el arsénico. Las aguas se clasifican, a grandes rasgos, entre superficiales o subterráneas, aproximadamente el 90% de los casos de presencia de arsénico se produce en aguas subterráneas.

Por esta razón, el mayor consumo de agua contaminada se da en aquellas casas que tienen agua de pozo, que no poseen ningún tratamiento. Sin embargo, el ingeniero destaca que hay prestadores de agua de red que no brindan agua tratada. “Hoy en día, que el agua sea de red no implica que sea potable” destaca el ingeniero.

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El problema en Moreno excede la contaminación de arsénico. Nazareno La Gamba, coordinador de La Renovadora, una agrupación juvenil que respalda al Frente Renovador, cuenta que el 90% de las casas del municipio tienen agua de pozo que no se encuentra controlada por el Estado. “Hay una total falta de regulación que intensifica el problema” explica, “una persona puede cavar su pozo y extraer agua sin que nadie le controle nada”.

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AYSA es un responsable más. En 2014 presentó un informe del estado del servicio de agua en Moreno para ganar la licitación contra ABSA. El informe, presentado ante el intendente morenense, evidencia los niveles de arsénico que superan los límites permitidos. Hoy todo sigue igual, AYSA ganó la licitación, pero nada ha cambiado en materia de pureza del agua.

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La Dirección Nacional de Escuelas no tiene ningún programa de concientización y los niños toman agua de los tanques. “No hay provisión de agua mineral. Toman agua que no está analizada ni controlada.” explica el coordinador de La Renovadora.

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La pregunta que surge es ¿qué pasa que nadie hace nada?

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La Gamba explica que bromatología del municipio no dispone de la tecnología necesaria para análisis y tratamiento del agua y que, por lo tanto, es tarea del gobierno de provincia y nación para ejecutar obras públicas.

Desde el Hospital de Moreno intentaron hace varios años abrir un área exclusiva para el tratamiento de arsénico en la zona del Camino de la Ribera. Sin embargo, por presiones del estado, el desarrollo del proyecto resultó imposible, según explican los médicos y residentes del hospital.

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Por su lado, Nestlé, que tiene su planta de extracción de agua en Moreno, publicó en el ojo de la tormenta, su estudio hidrogeológico en el marco de la celebración del Día Mundial del Agua. En este determinó que “el balance global de agua subterránea en estas áreas es positivo.” Fuentes off the record confirmaron que el estado del agua de Nestlé es impecable pero que, sin embargo, desde la empresa prefieren que la cuestión del arsénico no tenga mucha repercusión en la prensa.

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Mientras tanto, los vecinos sin información, ciegos ante el problema que los afecta, siguen cocinando con agua envenenada, desarmados ante un enemigo mortal.  El consumo de agua con altos niveles de arsénico continúa y se presenta como una seria amenaza para la salud de la población.

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La exposición prolongada a este metal, principalmente a través del consumo de agua contaminada, comida preparada con esta e incluso a través de cultivos regados con agua rica en arsénico puede causar intoxicación crónica. Los efectos más característicos son la aparición de lesiones cutáneas y cáncer de piel pero también puede generar cáncer de pulmón, vejiga, riñón, alteraciones en el desarrollo, afecciones cardiovasculares, neurotoxicidad, diabetes y hasta incluso puede provocar la muerte. Pero el arsénico afecta aún más a los más pequeños. El consumo de este metaloide también se asocia a desenlaces adversos del embarazo, alteraciones en el desarrollo cognitivo, cáncer, modificaciones en el genoma humano en el útero y mortalidad infantil.

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Nazareno La Gamba explica que en algunas zonas de Moreno no existen siquiera las cloacas necesarias, y que sería ideal poder juntar ambas problemáticas y resolverlas en una sola obra. “Se está evaluando pedir un préstamo para obra cloacal, pero falta la aceptación para la viabilidad del proyecto: si se aprueba, es ideal para poner en discusión el tema del agua porque requiere de la misma obra.” Por su parte, AYSA tampoco hace su aparición. Nazareno explica que la empresa podría facilitar una planta de tratamiento y proveer de un servicio digno.

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Numerosos trabajos científicos ponen de manifiesto que el problema del arsénico afecta en Argentina alrededor de cuatro millones de personas, inclusive hay algunos que establecen que la contaminación natural del agua con arsénico en el país tiene más de 100 años de antigüedad. Ya hoy se conoce que, en la provincia de Buenos Aires, 9 de cada 10 muestras de agua de la red pública y los pozos superan los valores seguros recomendados. Sin embargo, la información disponible para el usuario es escasa, aislada y de difícil acceso. Por esta razón, la contaminación de las aguas con arsénico constituye hoy un problema grave de salud pública sin solución a corto plazo.

Frente a esta situación, cabe preguntar ¿qué se está esperando?

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Al ver que se trata de un problema que se arrastra ya hace años, el pensar en una solución parece ser imposible. Pero tal como explica el ingeniero Gonzalo Difeo, existen diversas técnicas que pueden emplearse para purificar el agua y dejarla libre de arsénico. La elección de la tecnología a aplicar en cada caso se determina por medio de un estudio que contemple tres factores fundamentales: ambiental, técnico y económico.

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El ingeniero asegura que está en vías de proceso un estudio de hidroarsenisismo promovido por la Subsecretaría de Recursos Hídricos con diversos ejes temáticos, uno de ellos es realizar un estudio epidemiológico de las personas expuestas al arsénico para, en base al resultado, establecer cuáles son los límites permitidos de arsénico en el agua.  El tiempo estipulado del estudio es de 18 meses. Esta búsqueda de un nuevo límite se debe a que la legislación establece que el límite es 50mg/l mientras que la OMS recomienda 10 mg/l, y el código alimentario argentino recomienda lo mismo. Esto deja expuesto que existe un vacío entre esas tolerancias que disienten. Ese mismo código establece que depende de cada autoridad definir el límite. Algunas provincias han hecho estudios y adoptaron 30mg/l, por ejemplo.

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Queda entonces un año y medio por delante durante el que los vecinos continuarán consumiendo agua contaminada que daña su salud. Resta esperar que esta vez las medidas y plazos establecidos por el Estado se cumplan y luego se traduzcan en resultados y soluciones que se destinen a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.​

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